Desde el silencio de la madrugada y a unos minutos antes de partir del trabajo (y en el trabajo) veo a mis guitarras y mis sueños de ser un músico de rock, punk y todo lo que pueda salir de mi muy deslavado talento en mi mente.
Varias canciones que he compuesto con el pasar del tiempo siguen ahí, esperando a ser grabadas, interpretadas, cientos de ideas, de letras, de poemas, de ruidos, estilos, recorren mi pensamiento. Guitarras que he querido comprar, una batería para mi papá, como la que usaba ringo al principio de los Beatles, un amplificador mas potente, poderoso y ruidoso, pedales con los cuales pueda hacer mi sonido deseado y la guitarra que me gustaría diseñar para Epiphone o Fender.
Soñar con lanzarme a la batería, al publico, salir en medio del rugido de la gente, poder usar un vestido y salir mal maquillado, gritar, cantar, golpear con toda mi pasión las cuerdas de mi guitarra, disfrutar el espectáculo, interactuar con el publico, poder decir “Esta es la ultima, gracias por su paciencia”, destrucción total.
Poder estar dentro del estudio, grabando, maquinando, inventando, experimentando, llenarse de cables, micrófonos instrumentos, de ruido, de silencio.
En estos últimos meses he compuesto varias canciones que están listas, para poder iniciar un proceso de grabación, ideas que van y vienen, ideas de letras, acordes, acompañamientos, todo el proceso que me gustaría hacer para completar por lo menos 6 canciones que a mi parecer serán ¡fabulosas!
Lo único que por el momento se me ocurre en este momento es el vago recuerdo de una letra en la que venia pensando en la mañana;
“Con tus ojos de hielo y corazón de hierro quémate en vida, porque así es como te odio”
miércoles, 23 de diciembre de 2009
La historia de los sueños de un musico de rock entrando en sesión
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